17 DE OCTUBRE, DÍA INTERNACIONAL PARA LA ERRADICACIÓN DE LA POBREZA

LA ERRADICACIÓN DE LA POBREZA

El día 17 de Octubre se ha propuesto como el día mundial dedicado a este cristiano y social menester. Antes lo llamábamos más sencillamente como  “el día de la lucha contra el hambre en el mundo”. Parece mentira que tras un siglo y medio de desarrollo industrial sigamos clamando por la injusticia de la desproporción de la riqueza entre los países de la tierra que,  lejos de reducirse  se hace cada día mayor.

Que menos del 10% de los hombres controlen más del 90% de los recursos económicos en el mundo es una realidad vergonzosa; y hay algunos que afirman ya, que sólo el 1% de  los multimillonarios controlan, prácticamente, la economía mundial.

Esta situación se ha producido por la fuerza que han ido cogiendo las multinacionales y la economía global: Centenares de factorías, pertenecientes a una misma marca y dueño, en distintos países del mundo, bajo la fórmula de “sociedad anónima” se sitúan en los países donde más ventajas les ofrezcan; condiciones y privilegios como terrenos gratuitos para los locales, exoneración de impuestos, salarios bajos… Todo lo aceptan los países necesitados, con tal que les creen, a veces miles de puestos de trabajo. Esta es una particular pero auténtica, actual y mayoritaria forma de colonización. Parece como si los Organismos Internacionales, como la ONU, fueran incapaces de imponer a los estados ricos  la obligación de invertir un porcentaje de su PIB en lo que antes llamábamos Tercer Mundo.

Los estados ricos tampoco están por una planificación global que supondría unas inversiones programadas que permitirían, no sólo erradicar las diferencias abismales y vergonzosas de renta entre los países sino que, cortarían de raíz las inmigraciones masivas a Europa y EE.UU. Pero es que ni siquiera la ONU ha conseguido pacificar las zonas en conflicto; y es que la ONU es como un parlamento mundial, donde las peticiones, depende de donde vengan, no tienen el respaldo mayoritario. Me refiero a que los países ricos nunca tienen mayoría.

EE.UU., manifiesta su actual presidente, están hartos de poner los medios económicos y que después el poder lo ejerzan entre todos. Por todo ello: guerras, religiones beligerantes, desigual nivel intelectual y económico, presiones de los países productores de petróleo,  pugna de las grandes potencias (ahora ya, más que la Europa del Este, la misma China), con el dividido bloque Occidental, con la falta de claridad de ideales de la Unión Europea y las exigencias de EE.UU., se ha constituido un complejísimo panorama donde todos interrelacionan entre sí.

Lo que se puede hacer es, en  la mayoría de los casos, a nivel individual, cada país. El rico y el necesitado; sus relaciones, casi siempre determinadas  por la Historia, son siempre desequilibradas: materias primas a cambio de arropar al dictador de la antigua colonia, o proporcionarle armas. Esta relación es la que debe revisar la corte internacional para procurar que los países pobres reciban: especialmente preparación profesional, pero también educación y medios de desarrollo… el premio será para todos: estabilización de la población mundial y mejora del equilibrio económico entre las naciones y ampliación impresionante de los intercambios, viajes y convivencia en el planeta.

Hay que romper esas relaciones,  que yo llamaría incestuosas entre los países ricos con sus pupilos, a los que explotan miserablemente y regular las normas de las multinacionales que son, me temo, el arma de los países ricos para  mejorar hasta el infinito el crecimiento de su riqueza.

Mientras nosotros debemos plantearnos ampliar nuestra generosidad sin cuestionarnos tanto si nuestra ayuda va a  los necesitados o se pierde por el camino, porque lo nuestro es cumplir el mensaje evangélico: “Dad y se os dará; pedid y recibiréis, llamad y se os abrirá”…Hay que anteponer la humildad al orgullo, y la generosidad al egoísmo.

POR EUSEBIO MURILLO (BARCELONA)

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