MATERNIDAD

 

Veo en un periódico la fotografía de un grupo de mujeres jóvenes abrazadas, riendo felices gritando entusiasmadas manifestando al máximo  su felicidad. Son mujeres de Irlanda celebrando el que puedan matar libremente al hijo concebido que anida en sus entrañas. Viene a mi imaginación una inmensa extensión de niños chiquitines asesinados, niños que hubieran llenado parques y plazas con sus juegos y alegría, pero fueron sacrificados y las madres ríen  y ríen al contemplarlos.

Es cierto que muchas veces puede ser un grave  problema un nuevo embarazo, los padres sin trabajo, la madre sola… y aquí es cuando el gobierno de cada país debería tener un lugar de apoyo para estos casos, apoyar la familia hasta que todo ser concebido pudiera llegar a ser un hombre o mujer feliz y que jamás nuestros ojos hubieran de contemplar de nuevo a tantísimas madres aplaudiendo la muerte de sus hijos.

El aborto es una herida que no solo siega la vida de los más inocentes, hiere también profundamente y para siempre la madre del no nacido, con una ausencia que no se llenará jamás.

Ahora ríen felices, mientras nuestra Europa se llena de viejos y se vacía de niños.

Mª Rosa Bonals (BARCELONA)

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