ELECCIONES: LOS PARTIDOS ESPAÑOLES DEJAN LA FAMILIA EN EL DESVÁN

La familia ha sido una gran olvidada en la reciente campaña electoral de los comicios celebrados en España el 20 de diciembre de 2015. Para nada se ha tratado de políticas familiares en los programas y en los debates. Para los partidos españoles (y catalanes) la familia no existe.

Había empezado antes. El Partido Popular de Mariano Rajoy, el que ha gobernado a lo largo de los últimos cuatro años y al que todas las encuestas daban como primer partido aunque sin mayoría absoluta, hizo una purga de sus candidatos. Fueron depurados y apartados de las listas aquellos diputados y senadores que habían adoptado una posición consecuente de defensa de la vida y de la familia siguiendo el programa electoral del partido en las anteriores elecciones y que no se habían doblegado ante la actitud adoptada luego por el PP en relación al aborto o la familia, en que asumió en su práctica totalidad lo hecho por el PSOE en las legislaturas anteriores.

Partidos emergentes como Podemos no tienen precisamente una política familiar. Del PSOE ya se sabía lo que ha sido y hecho en este campo en las últimas décadas sin que ahora haya modificado la singladura, y de Ciudadanos poco podía esperarse en este aspecto si se tiene en cuenta lo que propone sobre el aborto o la legalización de la prostitución.

Una experiencia de primera mano

Quien esto firma es presidente de la Plataforma per la Família Catalunya-ONU, que agrupa a organizaciones familiares y que tiene como objetivo de fondo la defensa de la familia y la promoción de valores familiares. Un mes antes del inicio de la campaña electoral contactó con casi todos los partidos proponiendo un encuentro de directivos de la Plataforma con el cabeza de lista por Barcelona de cada uno de ellos para hablar de política familiar en los programas y plantear la importancia de que tuvieran en cuenta tal política.

Por resultar indicativa del interés mostrado por los partidos deseo relatar la experiencia.

Uno de los partidos, Unió Democràtica de Catalunya, aceptó de inmediato y pudo celebrarse la reunión. La posición del partido era rotundamente profamilia, de defensa de la vida y del derecho de los padres a elegir el tipo de educación que deseen para sus hijos., pero en las elecciones no ha conseguido representación parlamentaria.

Respuesta inicial favorable también de Democràcia i Llibertat, (de facto Convergència Democràtica de Catalunya) aceptando la entrevista. La difícil agenda del primer candidato llevó a sucesivos aplazamientos hasta que, en vista de que no era posible fijar la fecha, decidí hacerle llegar documentación con propuestas en aquel campo. Después el candidato me envió una carta de agradecimiento y afirmando que algunas de las propuestas se incluían en el programa. Respuestas correctas, aunque no hubo encuentro personal.

Fueron los únicos con un cierto grado de respuesta.

No hubo posibilidad de reunión con el Partido Popular a pesar de varias peticiones a diputados y al propio candidato. Esquerra Republicana concertó la entrevista pero la anuló luego por problemas de agenda del candidato, y aunque afirmaron que volverían a llamar para concertar otra nueva fecha nunca más llamaron.

Curioso fue el caso de otro partido.  Hablé con el candidato y aceptó, pero me dio el teléfono de la persona responsable de su agenda para concertar la entrevista. Hablé telefónicamente con ella y me acogió con gran alegría cuando le manifesté mi condición de periodista, pensando sin duda que era para hacerle alguna entrevista, pero cuando le dije que el objetivo era fijar fecha para un encuentro con directivos de entidades familiares a fin de hablar de política familiar se enfrió de inmediato. Quedamos en que volvería a telefonear para dar fecha y hora. Nunca más volvió a llamar.

El partido socialista ni siquiera respondió a la petición formulada.

Todo ello en un período de un mes, aproximadamente, antes de empezar la campaña electoral. Los candidatos no tuvieron tiempo para hablar de familia, de política familiar.

Estaba claro. Estaban muy ocupados y, en el mejor de los casos, aquello no entraba en las prioridades.

Daniel Arasa (BARCELONA)

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