Leí en un periódico el artículo titulado “Los divorcios se triplican” No sé si alguien puede leer esta frase con indiferencia, personalmente me produce una gran tristeza porque casi en todos ellos se sufren graves desengaños, infidelidades, dolor, desesperación… al menos en una de las partes, y no hablemos del trauma que asumen los hijos. Conozco a una niña que cuando tiene que ir a la nueva casa de uno de sus padres llora desesperadamente porque dice que allí no es su casa ya que encuentra hijos del anterior matrimonio, hermanos nuevos…
En un programa de radio oí contar a la locutora que una joven señora le había escrito explicándole que llevaba 21 años de feliz matrimonio pero ahora se encontraba ante un dilema que no sabía cómo resolver. El caso es que se sentía muy atraída por un hombre que había conocido en Internet y dudaba si asistir a su primera cita.
Hay bastantes casos parecidos o por otras simples sinrazones, que empiezan como un juego y pueden terminar con la más triste destrucción familiar.
Seamos responsables por favor, no pretendamos jugar con fuego y apartémonos de él en cuanto sintamos su leve calor, antes que sus llamas destruyan lo que más queremos y a nosotros mismos.
Por Mª Rosa Bonals (BARCELONA)