El aborto es la muerte legalizada de un individuo humano en términos masivos. Este es el genocidio de nuestro tiempo impulsado por la primacía de la satisfacción del deseo sexual sin responsabilidades
El Consejo de Ministros ha aprobado un nuevo proyecto de ley del aborto, a pesar de que la vigente normativa está recurrida en el Tribunal Constitucional hace 12 años. Este solo enunciado es doblemente escandaloso. Es un práctica democrática fraudulenta elaborar una nueva ley que solo retoca la anterior cuando esta está pendiente de juicio constitucional. La sentencia que pueda dictarse será sobre una ley que ya no existirá, y volverá a empezar la noria de recurso y a esperar mientras la ley se sigue aplicando. Es una demostración de cómo se defraudan los derechos constitucionales de los ciudadanos y que esto suceda sin un especial escándalo. La Unión Europea admite ciegamente la continuada degradación de la democracia en España y de sus derechos.
El otro motivo de escándalo afecta directamente al TC. ¿ Qué credibilidad puede tener la instancia que debe velar por la constitucionalidad de las leyes cuando en doce años no encuentra el momento de resolver el recurso sobre el aborto? La pregunta es obvia ¿Podemos confiar en esta institución? La respuesta también lo es. Pero entonces ¿Qué nos queda? Esa es la gravedad trágica de nuestra situación.
No nos engañemos. El aborto es la cuestión axial de nuestro tiempo y, por tanto, de la vida política. Solo es necesario elevar la perspectiva para contarlo. Cuando en 2021 solo nacieron 336.247 personas y se produjeron cerca de cien mil abortos, cuando en el primer semestre de 2022 solo nacieron 159.705 bebés, algo escandalosamente trágico está sucediendo y no es otra cosa que el anuncio del fin de una época, de la que no podemos ser colaboradores ni cómplices.
Cuando decenas de miles de recién nacidos son muertos año tras año a pesar de que abundan los métodos anticonceptivos, están al alcance de todos y son perfectamente conocidos, quiere decir que el aborto, ese aborto masivo, en buena parte eugenésico, no es fruto de un error, de una necesidad imperiosa marcada por la falta de recursos económicos, cosa que tampoco justificaría el aborto pero ayudaría a comprenderlo, sino el fruto de una promiscuidad y concupiscencia sexual desenfrenada y, junto con ella, del más absoluto desprecio por la vida humana engendrada y por la experiencia y sentido de la maternidad. El amor humano más poderoso de todos, en todas nuestras culturas y civilizaciones, esta siendo liquidado a manos llenas. ¿ Hay alguien tan estulto, incluso en la propia institución eclesial, que crea que este hundimiento histórico no va a tener consecuencias terribles?
La cuestión de fondo, que nos dice como el Mal anida en las estructuras del estado, es porque a pesar de tantos abortos y tan pocos nacimientos, no existe ningún estímulo, ninguna ayuda económica que facilite la maternidad. Es como dispararse incansablemente en los propios pies y encima sonreír bobaliconamente. Es la sonrisa del poseído.
El gran debate sobre el aborto en Estados Unidos ha obligado a situar en primer plano una cuestión vital que consideraban sepultada: la de la naturaleza humana del ser engendrado y a partir de qué momento esta adquiere carta de naturaleza. Y ahí está el criterio del primer latido, y ahí están las continuadas cortinas de tinta que los matadores lanzan para confundir el debate, como muestra este artículo. Los partidarios de la tinta del calamar practican el bizantinismo del sexo de los ángeles y se disfrazan de criterios (pseudo )científicos para evitar que la evidencia de la vida humana se muestre a partir precisamente de la ciencia.
Existe el deber político, científico y moral de abrir el debate sobre la naturaleza humana del ser concebido. Y si quieren una muestra de planteamiento científico pueden encontrarlo en este texto de Natalia López Moratalla, Esteban Santiago, Gonzalo Herranz Rodríguez, Inicio de la vida de cada ser humano. ¿Qué hace humano el cuerpo del hombre?
De el surgen unas evidencias:
“El zigoto es la única realidad unicelular totipotente capaz de desarrollarse a organismo completo siguiendo la trayectoria vital generada, que permite un crecimiento como organismo según ejes. Un crecimiento diferencial y ordenado en el que las multiplicaciones celulares se acompañan de diferenciación celular según el sitio que ocupan”.
“Es un viviente de la especie de sus progenitores con las características propias del momento inicial, tiempo cero, de su vida. Una entidad que no puede confundirse con una célula común, que viviera en un medio que le permitiera crecer y originar un conjunto de células vivas. El zigoto es un cuerpo, no una simple célula”
“Once horas después de la completa división del zigoto, el embrión bicelular se ha transformado en embrión de tres células. Y una hora después, hay ya cuatro células que se han situado según los vértices de un tetraedro”
“El día quince concluye la evolución del embrión de dos a tres capas y el blastocisto pasa a denominarse gástrula. Este proceso es un masivo movimiento de células que se desligan y descienden de la primera a la segunda capa a través de una estructura provisional conocida como línea, o estría primitiva. Entre ambas capas se ubican las células que constituyen la tercera. Esta estructura de tres capas ordena el desarrollo completo del organismo. La lógica de la trayectoria unitaria de cada individuo conlleva que se formen en primer lugar los sistemas que como el nervioso y el circulatorio cumplen funciones de integración de las partes”
“Se puede definir que el final de la etapa embrionaria humana y el comienzo de la fetal ocurre cuando aparece la estría primitiva y no ha alcanzado las ocho semanas de desarrollo desde la primera división mitótica”
En definitiva, “el zigoto humano es persona porque es un cuerpo de hombre en la fase de inicio de su desarrollo. El embrión humano es el mismo individuo humano, el que existe en la vida embrionaria, en la juventud o en la ancianidad. El genotipo no cambia a lo largo de la existencia del individuo”.
El aborto es la muerte legalizada de un individuo humano en términos masivos. Este es el genocidio de nuestro tiempo impulsado por la primacía de la satisfacción del deseo sexual sin responsabilidades.
Nadie puede disponer de ninguno de ellos como medio, ni decidir sobre su origen, su vida o su muerte, sea cual fuere su estado de desarrollo, su decrepitud o sus carencias. A una vida incipiente no se le puede negar la dignidad que le confiere su carácter personal, por el hecho de no manifestar todavía las peculiaridades que corresponden a otra etapa de su vida y solo alcanza tal manifestación en ese tiempo La pregunta del origen último de cada hombre no es una pregunta que pueda hacerse a la ciencia, ni puede responderse en su nombre. Lo que se puede preguntar a la ciencia es cuánto tiempo es necesario, una vez iniciada la fecundación de los gametos, para que la entidad humana viviente resultante alcance el desarrollo suficiente para que podamos con razón llamarla cuerpo, que determina la necesaria humanidad.
Por ForumLibertas
Magnífico artículo. ¡Sí señor!. Al TC ojalá le cayese uno de esos misiles desviados de Ucrania.