“Lo que no cabe en mi partido es personas que dicen no al aborto”
La diputada del PP en el Congreso, Celia Villalobos, exministra de Sanidad ha declarado hace unos días que las personas que opinen de manera contraria a la despenalización del aborto, no tienen sitio en el Partido Popular. Una declaración tan tajante sólo puede entenderse en alguien con el suficiente “poder” o peso específico en el partido como para decir lo que le plazca, en el caso de que lo afirmado no fuera cierto, o en alguien que conoce bien el ideario del mismo y se limita a expresar lo que aquel sostiene.
En este caso concreto bien pudiera considerarse que ambas cuestiones se dan la mano. Celia Villalobos, “histórica” de la bancada popular ha demostrado en numerosas ocasiones una postura diferente a la que el partido sostenía y ha votado en consecuencia. Sin castigo relevante. Pero hay que sumar a su condición de tradicional congresista su vida familiar, pues es la esposa del consejero áulico del presidente Mariano Rajoy, como lo fuera de Aznar. Esta relación no puede ser desechada, negar la importancia de las relaciones personales en la política española es una ligereza.
De manera que la situación actual en el partido que gobierna el país es la que sigue: llegó al poder con unas promesas que ha decidido no cumplir (unas cuantas) y en concreto en materia de aborto de manera flagrante. Encargó una nueva ley (recurrió la vigente mientras estaba en la oposición, pero el lamentable Tribunal Supremo ni se ha pronunciado aún) al ministro de Justicia, que preparó varios borradores debido a las discusiones habidas en el consejo de ministros descafeinándola de manera constante y al que una vez concluida dicha ley se negó a tramitar dejando al ministro “colgado de la brocha”; por lo que dimitió. La denominada ley Gallardón no era una ley próvida, lejos de él tal intención, pero suponía un retroceso en la injusta deriva legislativa que por medio de la ley Aído había convertido en España el aborto en un derecho. Otra de las innovaciones legales a las que tan aficionado se mostró Rodriguez Zapatero para desgracia de nuestro país.
Tras este triste incumplimiento del programa electoral, ha llegado meses después un maquillaje preelectoral, por el que las chicas menores de edad no podrán abortar sin consentimiento parental (con su consentimiento sí), con el que han sugerido que cumplían (en todo o en parte, depende a qué político popular escuchásemos) el compromiso con el que llegaron al poder y esta semana las declaraciones de Celia Villalobos, que no ha tenido respuesta alguna, al menos de dirigente de relieve y ante periodistas.
No cabe por ello que ningún español pueda sostener sin sonrojarse que el Partido Popular es un partido que defienda la Vida, ni siquiera que suponga un mal menor; pues las leyes que impuso el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero siguen vigentes (por más que ahora gobierne quien las ha recurrido) y el número de abortos no decrece, pues ni siquiera han sido capaces de promocionar medidas que fomenten una cultura a favor de la vida y unas ayudas relevantes a la maternidad.
La sociedad española ha pasado a la Historia, como algunas más, por su abyecta legislación del aborto. Tiene la oportunidad de pasar también a la misma por haber sabido reaccionar y dejar de sostener una infamia que abochorna el sentido moral del ser humano. Es hora de reaccionar, hagámoslo.
Es lamentable que todavía haya representantes que abran la boca para cabrear más a los ciudadanos.
En realidad el permiso paterno a las menores para abortar o no, resuelve un problema de diferencias entre padres y simpatizantes de los miembros de un mismo partido y sus respectivos votantes, respecto del derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo. Contentan a muchos. — Pero la sociedad es como una gran familia, y sus componentes tenemos la obligación moral de salir en defensa de la vida del concebido y aún no nacido; no hacerlo sería quizás peor que permitir el suicidio de una persona pudiendo evitarlo o no evitar que una persona pueda matar a otra adulta, cuanto menos un ser humano indefenso nacido o no nacido.
Me gustaría votar por vosotros a la elecciones en la Comunidad Autónoma Valenciana y en el municipio de Alcoy donde resido, provincia de Alicante.
Comparto vuestros idearios políticos, de ellos se desprende a su vez la gran trascendencia que habrán de tener en la economía del país, cuyos cimientos son las familias, y en razón de ellas y su bienestar “solidaridad, equidad e igualdad” habrán de ser configurados todos los parámetros políticos del Estado.
Vosotros mismos no percibís en su totalidad, el gran deber ético y moral en que estáis comprometidos, un compromiso electoral permanente y no solo en tiempo de campaña.
Quiero votar y afiliarme, aunque jubilado con ingresos mínimos.
Un saludo para todos.