Intenta imponer que la condición sexuada del varón y la mujer es de libre opción, y que no viene determinada biológicamente. Aunque algunos ven el origen de está campaña en el relativismo moral o en el marxismo.
Engels veía al proletariado y a la mujer como clases oprimidas. Según su visión marxista, la liberación de la mujer pasa por la destrucción de la familia y la entrada de todas las mujeres en el mundo del trabajo. Una vez “liberada” del yugo marital y de la carga de la maternidad, la mujer podrá ocupar su lugar en una sociedad de producción. Simone de Beauvoir lo expresó de la siguiente manera:
“Es fácil imaginar un mundo en que hombres y mujeres sean iguales, pues es exactamente lo que había prometido la revolución soviética: las mujeres, educadas y formadas exactamente como los hombres, trabajarían en las mismas condiciones y con los mismos salarios; la libertad erótica sería admitida por las costumbres, pero el acto sexual ya no sería considerado como un “servicio” que se remunera; la mujer estaría obligada a asegurarse otro modo de ganarse la vida; el matrimonio se fundaría en un libre compromiso al que los esposos podrían poner término cuando quisieran; la maternidad sería libre, es decir, se autorizaría el control de la natalidad y el aborto, que por su parte daría a todas las madres y sus hijos exactamente los mismos derechos, estén ellas casadas o no; las bajas por maternidad serían pagadas por la colectividad, que asumiría la carga de los niños, lo cual no significa que les serían retirados a sus padres, sino que no se les abandonaría”. (El segundo sexo. 1949).
Según esta ideología, si se quiere “liberar” a la mujer de la imagen de madre en el hogar, educando a sus hijos y ocupándose de su marido, hay que proveerle de los medios necesarios: la anticoncepción y el aborto. De ahí que los partidos marxistas, que se llaman a sí mismos progresistas, apoyen todas estas prácticas.
En España, la presentación de la asignatura “Educación para la Ciudadanía”, por ejemplo, no hablaba en ningún momento de la verdad, el bien, o la conciencia; en contadas ocasiones se refería a la familia y a los padres. En cambio, medio centenar de veces reivindicaba la libertad de todo niño y adolescente para elegir su orientación afectivo-sexual.
Los jóvenes LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales) tienen una probabilidad cuatro veces mayor de intentar suicidarse que otros jóvenes.
Los hijos se convierten ahora en objeto al que se tiene derecho y que se puede adquirir.
Cuando se niega a Dios, se disuelve también la dignidad del hombre.
MARÍA ELVIRA ROCA, filóloga
“Los hombres no son los enemigos”
Congreso de los Diputados
MARÍA ELVIRA ROCA: “Los Hombres no son LOS ENEMIGOS” https://youtu.be/4M1dQZrxUGk vía @YouTube
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