Con este nombre, que más bien parece referirse a una taxonomía gramatical, nos referimos a una tendencia ideológica que se ha ido conformando en el mundo moderno de nuestra sociedad española, puntera en este fenómeno, tal vez junto a Holanda, en el planeta. Si bien es cierto que durante todo el s.XX ha habido un periodo de gestación, basado primero en la consecución del sufragio (voto) femenino, conseguido en España en 1933 (con la oposición del PSOE, por cierto), y en la lucha por la incorporación al trabajo en la época del desarrollo industrial; no es hasta el final del felipismo, años 90, cuando los sindicatos nacidos del PC. y del PSOE , comienzan la lucha de los géneros gramaticales: el hablar doble como yo digo, lo de “profesores y profesoras”, “niños y niñas”, “padres y madres”, “vascos y vascas”… y se va fortaleciendo la idea de luchar contra el machismo que según ellos quedaba como un reducto en el lenguaje, encumbrando el feminismo como un desagravio histórico.
Previamente en los 80 ya se ha producido la despenalización del aborto. A todo esto, ya hacía treinta años que las mujeres trabajaban en las fábricas y en los años 80 ya eran el 80% las maestras, enfermeras y estudiantes universitarias; es decir, se propugnaba un papel social que las mujeres ya habían conseguido; por lo que el interés de diputadas de izquierdas como Cristina Almeida, era totalmente demagógico en busca de votos. Y junto al feminismo, y como refuerzo surge la reivindicación de los homosexuales, que ya habían sido reconocidos como iguales en la Constitución del 78; pero en aquellos momentos empiezan a “salir del armario” y se postulan como modelos , colocados estratégicamente como presentadores y showman en todas las TV. No daré nombres que todos conocemos.. Surgen los colectivos de gays y lesbianas. La ley de los “matrimonios” homosexuales de Zapatero cambió lo que la ley anterior designaba como “parejas de hecho”. Incrementados por otros grupos hoy unidos bajo las siglas LGTBI (Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales) respaldados por leyes de las CCAA (en 2016 casi todas), que recogen los supuestos defendidos por los lobbies del feminismo radical y cuya tesis rechaza el sexo biológico como patrón diferenciador, y sostiene que el binomio natural hombre-mujer, es sólo una convención social y cultural, que debe ser sustituida por la libre elección de género. Recordemos que ZP dijo aquello de: “El sexo no es algo congénito, sino una condición que se elige”.
Recapitulemos: ¿A donde vamos?. De pronto, como en todas las revoluciones una parte mínima, un 0,4% de la poblac. son homosexuales declarados y un 0,7 si sumamos los no declarados, hacen presión no sólo para ser aceptados, sino para convertirse, respaldos p. de la ley ¡que ya es el colmo!, en mayoría social incuestionable
En el colmo del estupor estamos asistiendo a una ingeniería social auspiciada por la izquierda, en su afán por hacerse con el control de las masas, que propugna el “hermafroditismo”, que cínicamente lo postula como si fuese la ley natural.
El matrimonio hombre y mujer, algunos como Ana Gabriel, de la CUP, propone sustituirlo por una comuna donde los hijos sean propiedad y responsabilidad compartida, sin progenitores reconocidos. Ya no hay padres y madres, y en los doc. oficiales se dice “progenitor A” y “progenitor B”. Hasta en el matrimonio civil se ha sustituido la fórmula “Yo os declaro marido y mujer” por “Yo os declaro unidos en matrimonio”. Estas leyes autónomas las llevan a la escuela para que los asesores en “educación sexual” haciendo apología de la libertad sx den charlas a los niños aconsejándoles que todo es bueno y que antes de decidir su opción sx deben probar y practicar con chicos y con chicas. Sólo esto faltaba para ser como las legendarias Sodoma y Gomorra, y para acabar de suicidarnos en el terreno demográ. decrecien. al 1% llevamos así 40 años. Los musulmanes de aquí crecen al 7%. Pues sí, eso.
Por Eusebio Murillo (BARCELONA)