Esta mañana me he desayunado con una noticia de esas que si se tratara de cáncer sería una grandísima noticia pero resulta que el objetivo era poder eliminar, no ya los embarazos no desados, si no los “productos” con taras.
Si bien todos entendemos que un hijo con síndrome de Down ( o trisomía 21) puede acarrear unas dificultades añadidas, ayer celebrábamos que gracias a ellos muchas familias disfrutan de una ternura especial en sus casas.
Pero “gracias” a estas nuevas técnicas (y a las anteriores), existen muchas madres que ya no podrán experimentar esa ternura porque decidieron abortarlo.
El artículo habla básicamente de que las nuevas técnicas permiten realizar menos pruebas invasivas como la amniocentesis o la biopsia coriónica. Dicho de un modo más sencillo: mejoran el cómo, pero lo preocupante es el por qué.
La única manera de que nos volvamos a sorprender por estas noticias es que nos planteemos el objetivo de estas pruebas…es para conocer las “taras” y poder prepararnos mejor para su nacimiento? o es para poder “cribar” los hijos que no cumplen nuestras expectativas??
Rubén Calvo
Secretario General PFyV
Estoy de acuerdo en que la práctica de las pruebas que mencionas son realizadas principalmente para evitar que un hijo se convierta en una incordio para toda la vida y para la familia que se quiere conformar. Quiero entender, que no compartir, que este disparate ideológico se ha fraguado a lo largo de los últimos años de bonanza económica, aderezado con el deseo desproporcionado y egoísta de vivir la vida, y con el culto a nuestro cuerpo que desde otros sectores económicos con tanta habilidad han implementado en nuestra sociedad, y en especial en los más desprotegidos, en nuestros jóvenes. Pero aquí tenemos un ejemplo, de los muchos que están surgiendo, que nos demuestran que LA VIDA se está abriendo camino.