En el último trimestre España ha registrado la mayor deuda jamás alcanzada por la economía. Los esfuerzos por la recuperación económica podrían quedar en balde
España ha marcado un máximo histórico en cuanto a endeudamiento se refiere. La deuda en el último trimestre ha alcanzado la cifra de los dos billones de euros, un umbral jamás alcanzado en España. La cifra de deuda pública pone en cuestión la senda de recuperación económica que emprendió España en los últimos años.
Entre septiembre de 2017 y septiembre de 2018, la deuda total con el extranjero ha subido en 76.000 millones de euros. Mientras que la deuda de las Administraciones y la de los bancos también siguen con un comportamiento alcista, creciendo respectivamente 38.000 y 24.000 millones. Sin embargo, la deuda empresarial desciende unos 22.000 millones de euros.
En sus últimos informes, el Banco de España y el FMI han alertado de que España padece un problema de alta deuda pública y externa. Y para seguir haciendo frente a esos pagos tiene que generar continuos superávits con el exterior. Lo que a su vez implica que tiene que mantener la competitividad. Hasta ahora España ha combinado crecimientos robustos del PIB con saldos positivos con el exterior, un hecho inimaginable en periodos de expansión anteriores.
Sin embargo, en los últimos meses el saldo se ha deteriorado con rapidez. Todavía aguanta con un 1,4% del PIB frente al 2,1% anotado un año antes. Pero el Banco de España advierte “un posible agotamiento del proceso de ganancia de competitividad observado tras la crisis”. Y una disminución de la deuda pública ayudaría mucho, señalan siempre los organismos internacionales.
Pese a siete años de superávit con el exterior y cinco de crecimientos, la deuda externa se corrige más lento de lo deseable. Sigue repuntando en euros. Y ha descendido en proporción al PIB desde el 174% al 167%, una medida más apropiada porque tiene en cuenta la capacidad de pago. Aun así, la reducción resulta escasa porque la caída del endeudamiento privado ha sido sustituida por la escalada de la deuda pública. Y el 43% de los bonos españoles están en poder de inversores foráneos, según cifras del Tesoro.
Como destaca el FMI, España es el Estado de la zona euro que más necesidades de financiación presenta en función de su PIB, solo superado por Italia y empatado con Bélgica. En 2018 ha refinanciado un 17% del PIB en deuda pública, por encima de los 200.000 millones. Y hace queEspaña sea muy vulnerable a las subidas de tipos.
Además, los bancos han vuelto a subir la deuda exterior, lo que revela una falta de ahorro interno. Según explican los economistas, lo ideal sería que el país generase el suficiente ahorro como para poder autofinanciarse.
En el pico de la burbuja, España pedía prestados fuera unos 100.000 millones que se dedicaban a financiar la burbuja inmobiliaria y a la expansión internacional de las grandes empresas y bancos. En aquel momento existía un gran exceso de liquidez mundial, y los inversores se peleaban por encontrar activos seguros y rentables. España y el ladrillo español parecían una buena apuesta, máxime cuando además contaba con el respaldo de la zona euro.
La deuda con el exterior se disparaba. Los bancos españoles acudían al mercado para financiarse emitiendo titulizaciones y cédulas hipotecarias. Y con ese dinero podían seguir prestando. Hasta que cambiaron las perspectivas cuando se inició la crisis. Surgen las fisuras y se percibe que esa deuda ya no tiene el respaldo europeo.
POR FORUM LIBERTAS