El cambio tecnológico: ¿bendición o maldición?

19/02/25 Por Alfonso Siena para ForumLibertas.com

No basta con aceptar el progreso tecnológico sin más

Vivimos en una era donde la tecnología avanza a la velocidad de la luz. Desde la rueda hasta la inteligencia artificial, cada invento ha revolucionado nuestra forma de vivir, trabajar y pensar. Pero, ¿realmente es todo positivo?

Neil Postman, en su ensayo «Five Things We Need to Know About Technological Change», nos advierte que cada innovación tiene su lado oscuro.

La tecnología: un regalo con doble filo

Ninguna tecnología es completamente buena o mala, sino ambas cosas a la vez. Tomemos el ejemplo de Internet. Nos conecta con el mundo, nos da acceso a información ilimitada y nos permite trabajar desde cualquier lugar. Pero también ha traído desinformación, adicción a las redes sociales y una preocupante crisis de privacidad. Lo mismo ocurre con avances como la inteligencia artificial: ¿enemigo del desempleo o aliado del progreso?

No todos ganan en este juego

Otra gran verdad: la tecnología nunca es neutral. Siempre beneficia a unos y perjudica a otros. La revolución digital ha generado nuevas oportunidades, pero también ha dejado atrás a quienes no tienen acceso a la educación o los recursos para adaptarse. Mientras las grandes empresas tecnológicas crecen sin freno, muchos se quedan rezagados, profundizando las brechas de desigualdad.

Nuestra forma de pensar está cambiando (y no siempre para bien)

Cada avance tecnológico transforma la manera en que procesamos el mundo. Antes de la imprenta, la oralidad dominaba el aprendizaje; con la televisión, la imagen reemplazó a la palabra escrita. Hoy, el exceso de información y la inmediatez de los contenidos digitales han reducido nuestra capacidad de atención y anulado el pensamiento crítico. Vivimos saltando de una notificación a otra, pero ¿realmente absorbemos lo que leemos?

La tecnología no avanza sola, alguien la dirige

Uno de los mayores mitos es creer que la tecnología sigue un curso natural e inevitable. En realidad, su desarrollo responde a intereses económicos y políticos. No es casualidad que las grandes empresas inviertan en inteligencia artificial o criptomonedas mientras ignoran problemas urgentes como el cambio climático o el acceso a agua potable. Si no cuestionamos quién toma las decisiones tecnológicas, terminaremos siendo solo espectadores en un juego que otros controlan.

¿Y ahora qué? 

Es necesario aprender a ver la tecnología con ojo crítico. La clave está en preguntarnos: ¿qué ganamos y qué perdemos con cada nuevo invento? Si queremos que la tecnología sirva a la humanidad y no al revés, debemos exigir regulaciones, fomentar la educación digital y participar en el debate público. No basta con aceptar el progreso sin más.

La tecnología es solo una herramienta. Depende de nosotros decidir cómo la usamos.

Deja un comentario