El dilema de la Generación Z frente al congelamiento de óvulos

21 de agosto de 2025. Por Santiago Bertrán para Forum Libertas

Cada vez más mujeres de la Generación Z congelan sus óvulos para priorizar su carrera profesional, influenciadas por el feminismo

En los últimos años, una creciente tendencia ha captado la atención de médicos, sociólogos y católicos por igual: cada vez más mujeres jóvenes de la Generación Z (entre 18 y 25 años) están optando por congelar sus óvulos para posponer la maternidad y priorizar sus carreras profesionales.

Este fenómeno expone el impacto del feminismo moderno sobre la visión que las jóvenes tienen de la maternidad, el matrimonio y su verdadera vocación como mujeres.

El relato feminista que relega la maternidad

El mensaje dominante que muchas jóvenes reciben hoy es claro: “Tu realización está en el trabajo, no en la familia”.

Este eslogan, promovido por el feminismo contemporáneo, ha calado hondo. Mujeres jóvenes son bombardeadas con propaganda que glorifica la independencia económica, las carreras corporativas y el emprendimiento y se las presenta la maternidad como una carga o un obstáculo para el éxito.

Este mensaje está presente en los medios y en los estudios académicos que califican la maternidad como “perjudicial para la calidad de vida” o una elección que arruina las aspiraciones profesionales.

Como consecuencia, muchas mujeres eligen congelar sus óvulos con la esperanza de tener hijos “algún día”, cuando sus metas profesionales se hayan cumplido.

El engaño del éxito sin hijos

Las redes sociales refuerzan este ideal con parejas jóvenes que se identifican como “DINKs” (Double Income, No Kids – doble ingreso, sin hijos). Viven viajando, comiendo en restaurantes caros y mostrando una vida sin ataduras. Pero tras ese brillo superficial, muchas mujeres descubren que el éxito profesional no siempre llena el corazón.

La reconocida podcaster católica Candace Owens desafió esta narrativa feminista en un debate reciente, afirmando: “Nunca he conocido a una mujer que en su lecho de muerte diga ‘Ojalá hubiera pasado más tiempo en la oficina’. Pero sí he escuchado muchas decir que desearían haber pasado más tiempo con sus hijos”.

Owens, madre de cuatro hijos, sostiene que la maternidad es la vocación más plena y significativa que una mujer puede abrazar.

Modelos que inspiran

Frente a la ideología dominante, muchas mujeres jóvenes están redescubriendo la belleza de la vocación maternal.

Lejos de verse limitadas, estas mujeres muestran que es posible tener una voz pública, una carrera e incluso una vida política activa sin renunciar a la maternidad.

Son un testimonio vivo de que la verdadera plenitud no se encuentra en renunciar a la familia, sino en integrarla como parte esencial del llamado de Dios para la mujer.

El diseño de Dios para la mujer: madre y formadora de almas

La maternidad no es una carga, sino un don. Es un acto de entrega, de amor sacrificial y de profunda trascendencia espiritual. El psicólogo canadiense Jordan Peterson, aunque no católico, lo expresó con acierto: “Tener hijos es un acto trascendente de sacrificio voluntario. Es apostar por el futuro, por otra vida. Es una responsabilidad profunda y una fuente de significado más grande que cualquier carrera”.

El Magisterio de la Iglesia enseña que la mujer está llamada a ser colaboradora privilegiada en la obra de la creación, y que su misión como madre y educadora es una vocación que moldea el futuro de la humanidad. Negar esa vocación, ya sea por miedo o por presión cultural, es como ignorar el propósito más profundo inscrito por Dios en su corazón.

Congelar óvulos puede parecer una decisión moderna y progresista, pero muchas veces es el reflejo de un miedo más profundo: el temor a que la maternidad nos detenga.

En lugar de postergar la vida familiar por ideales que terminan vacíos, es tiempo de redescubrir la belleza de la vocación femenina según el corazón de Dios: una vida que abraza el amor, la entrega, y la formación de almas para el cielo.

Deja un comentario