El matrimonio, la apuesta certera para los buscadores de amor

Fragmentos del artículo de Javier Lozano publicado el 15/09/2024 para la Revista Misión

Las estadísticas son abrumadoras: la mitad de los jóvenes adultos no se casará, y de los que sí lo harán, la mitad se divorciarán. Frente a los eslóganes que predican que el amor es sólo sentimiento y que el anillo no es “para siempre”, el matrimonio sigue y seguirá siendo un camino transformador para los cónyuges y una vía privilegiada para alcanzar la felicidad.

Beneficios del matrimonio

Pese a todo hay personas que aún deciden casarse. “Los estudios muestran que aquellos que son felices en su matrimonio son más felices que los que no están casados”, recuerda Martín Cárdaba. Esto se explica – añade– porque la felicidad está estrechamente ligada al sentido, y es muy difícil ser feliz si uno percibe que su vida no tiene sentido o carece de propósito. “Al contrario de lo que se nos transmite en la cultura actual, lo que dota de sentido a nuestra existencia se encuentra siempre más allá de ella misma. Y el amor es precisamente el vehículo que te saca de ti y te vuelca en el otro. Amor y sentido son las dos caras de una misma moneda. Somos buscadores de amor porque somos buscadores de sentido y viceversa”, agrega. Pero a su vez el amor no puede desligarse del compromiso. Así, Martín Cárdaba insiste en que “el amor auténtico, el que todos buscamos, es incondicional” y aunque “uno no debería casarse para ser feliz, la felicidad es una maravillosa consecuencia del amor”.

“Somos buscadores de amor porque somos buscadores de sentido”

Un buen discernimiento

Para embarcarse en esta aventura que es el matrimonio hay que tener en cuenta dos aspectos esenciales, que hoy igualmente no están en boga: tener una concepción correcta de qué es el amor y saber elegir con quién emprender este viaje. “Si entendemos el amor como un sentimiento, nuestra relación dependerá de cómo nos sintamos en cada momento. El sentimiento es egocéntrico y fácil, mientras que el amor es generoso, te saca de ti mismo y requiere esfuerzo”, insiste Martín Cárdaba. Por otro lado, es fundamental elegir bien, por lo que el sentimiento nunca debería ser el único criterio de elección. En su libro, Miguel Ángel plantea algunas preguntas prácticas para ayudar a discernir si estamos llamados a compartir esta misión del matrimonio con una persona concreta: ¿Comparte mis valores y mis objetivos vitales? ¿Tiende a ver lo bueno de la vida y de las personas o tiende a la queja? ¿Cómo reacciona ante los problemas? ¿Es alguien a quien le cuesta perdonar? ¿Puedo ser yo mismo y ser sincero cuando estoy con esa persona? ¿Es fiable? ¿Me vale tal y como es o confío en que vaya a cambiar en el futuro?

Para Fernández Castiella, la belleza propia del matrimonio la transmiten los propios esposos fieles con su vida y con su ejemplo.“Es difícil ver a una familia con niños y no sonreír, o ver un matrimonio de personas mayores y no conmoverse”, asegura. Pero existen personas que han sufrido duros golpes por experiencias familiares dolorosas. “Una me contó que optó por el poliamor después de ver la separación de sus padres”, cuenta. Pero estas heridas no son incurables.“El proceso de curación puede ser largo y difícil, pero la libertad es capaz de rehacer a la persona y reconocer la grandeza del matrimonio vivido como vocación, como la perla escondida por la que uno vende todo lo demás”, agrega.

“Una vía eficaz de cómo Dios se hace presente en el mundo es en el amor de los esposos”

Una invención divina

Pero, sobre todo, el matrimonio es un sacramento, y los sacramentos son signos visibles de una realidad invisible. En el matrimonio, indica el padre Fernández Castiella, “lo visible es la mutua entrega de los esposos” y lo invisible es “la Alianza de Dios con su pueblo”. Por ello, afirma que “una de las vías más eficaces como Dios se hace presente en el mundo es en el amor de los esposos, donde la fidelidad matrimonial hace posible que existan verdaderas iglesias domésticas”. La cuestión no es que el matrimonio pueda ser una ayuda para la santidad, sino que “para los esposos, la santidad está en su casa, que es un templo, porque su cariño y su vida corriente es signo eficaz del amor de Dios a los hombres”. Por eso, el matrimonio “es la gran invención divina” para su designio de salvación. “La gran baza de Dios para la salvación de muchos es, junto con los demás sacramentos y en especial la Eucaristía, algo tan genuinamente humano como el amor de los esposos”, concluye.

Por qué es bueno casarse

Sin entrar en la grandeza del sacramento y de las gracias espirituales que conlleva, hay poderosos argumentos que confirman los beneficios del matrimonio.

1. Ayuda a madurar. El matrimonio te hace salir de ti mismo y centrarte en el otro. Al casarte te comprometes en todos los aspectos de tu vida y creas una familia. Supone un compromiso que hace que la relación se transforme. Ofrece una seriedad y solemnidad, que es lo que la hace grande y diferente.

2. Seguridad legal. No cabe duda de que el matrimonio ofrece un marco legal que protege los derechos de los cónyuges, ya sea en términos de propiedad, herencia y ayudas fiscales. Además, este compromiso legal refuerza la importancia del vínculo, algo más potente que una mera palabra o declaración.

3. Más salud y longevidad. Debido a la propia naturaleza del matrimonio y a la forma de vida que entraña, numerosos estudios aseguran que las personas casadas tienden a tener mejor salud y una mayor expectativa de vida en comparación con quienes no se casan.

4. Estabilidad económica. Estudios confirman que los matrimonios tienen más estabilidad económica que otro tipo de uniones, puesto que permite tomar decisiones a largo plazo que maximizan la prosperidad económica de la unidad familiar.

5. Lleva a la felicidad. Aunque el fin del matrimonio no es ser feliz, los investigadores han mostrado que las personas casadas son más felices que las que no lo están. El matrimonio sigue siendo el principal indicador de felicidad, por encima de la situación económica.

Fragmentos del artículo de Javier Lozano publicado el 15/09/2024 para la Revista Misión

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