El ejercicio de 2017 será un año perdido en el mejor de los casos para que España cumpla el compromiso adquirido con la OTAN de invertir en Defensa el 2 por ciento del Producto Interior Bruto. El presupuesto ordinario del departamento que ahora dirige María Dolores de Cospedal sólo sube un 0,6 por ciento con respecto al del año anterior, mientras que la previsión de crecimiento del PIB es del 2,5 por ciento.
El hecho de que esta vez se incluyan en las cuentas anuales del Ministerio los pagos atrasados de los grandes programas de modernización de armamentocorrespondientes al año pasado (por el Gobierno en funciones) más los que tocan en este 2017 no servirá para mejorar la evaluación de la Alianza Atlántica, un 0,91 por ciento del PIB nacional. De los 28 países de la OTAN, sólo Bélgica (0,85 por ciento) y Luxemburgo (0,44 por ciento) gastan menos que España en Defensa.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza acordaron en septiembre de 2014 en una reunión celebrada en Cardiff (Gales) acabar con los recortes en gastos e inversiones militares y de seguridad fruto de la larga crisis económica. La expansión del terrorismo islamista en Asia y África y el nuevo imperialismo ruso aconsejaban recuperar las capacidades defensivas de la OTAN. De ahí salió el compromiso de todos los estados miembros de la Alianza de aumentar gradualmente su gasto en Defensa hasta alcanzar el 2 por ciento del PIB en una década.
Casi tres años después, España sigue estancada en términos reales para lograr ese objetivo. En los Presupuestos de 2015 se frenaron los recortes acumulados desde 2009 en el Ministerio que habían puesto en peligro la operatividad de las Fuerzas Armadas y amenazaban ya con la pérdida irreversible de capacidades, según las advertencias del Estado Mayor. En cinco años el gasto había pasado de 8.252 millones de euros a 5.742.
La operatividad de las FAS, bajo mínimos
Los presupuestos ordinarios de Defensa para este ejercicio incluidos en el proyecto que acaba de entrar en el Congreso apenas crecen un 0,6 por ciento con respecto a los de 2016 hasta alcanzar los 5.818 millones de euros. Los Ejércitos siguen sin margen para recuperar el grado de entrenamiento general de las unidades, las horas de vuelo y de mar de antes de la crisis.
Casi con esa misma cifra de inversión, la OTAN calculó el año pasado que España iba gastar un 0,91 por ciento de su PIB. Para hacer esas cuentas incluía otras partidas de gasto indirectas destinas a material o personal (compra de armamento y misiones) hasta estimar un presupuesto en Defensa de unos 10.000 millones de euros para un PIB que en el cierre de ejercicio fue de 1.113.851 millones de euros, un 3,2 por ciento superior al de 2015.
La novedad para 2017 en la materia es que los Presupuestos del Ministerio incluirán los pagos de los programas especiales de modernización de armamento (también llamados PEAS) que desde 2012 se abonaban con crédito extraordinario aparte aprobado a mitad del ejercicio. Figura una partida de 716, 8 millones para las facturas atrasadas de 2016 que no se pagaron al estar el Gobierno en funciones y otra de 1.107,7 para los vencimientos de este año.
El presupuesto de Defensa subirá un 32 por ciento, hasta los 7.642 millones de euros. Pero la suma no deja de ser un artificio contable. En su cálculo del 9,1 del PIB la OTAN daba por abonadas las facturas de carros de combate, cazas, helicópteros de ataque y transporte y aviones correspondientes a 2016. Y la previsión del Gobierno de aumento del PIB en dos puntos y medio al término del ejercicio enjuga por completo la aportación de los otros 1.107,7 millones para pagos de armamento de este año.
La nueva izquierda, en contra de la Defensa
La doctrina pacifista en contra del gasto en Defensa y los compromisos con la OTAN instalada de nuevo en la izquierda cuestiona la viabilidad económica para que España recupere sus capacidades defensivas perdidas durante la crisis, un tercio en términos presupuestarios. Desde Podemos se achaca además el objetivo del 2 por ciento del PIB a una exigencia de Donald Trump, aunque se fijara en la cumbre de Cardiff en 2014, con Barack Obama al frente de la reunión.
Es una posición que choca con los datos de la Alianza Atlántica, de los Presupuestos Generales del Estado y con la historia del PSOE. El Gobierno de Felipe González acometió a finales de los años 80 la gran modernización del material de las Fuerzas Armadas y elevó hasta los 11.700 millones el gasto del Ministerio correspondiente, el doble que ahora mismo. El Ejecutivo socialista de la época invirtió hasta el 2,3 por ciento del PIB nacional en ese empeño de dotar a España de unos medios para su defensa a la altura de su peso económico, histórico y geoestratégico.
Por EL CONFIDENCIAL