Las declaraciones de los críticos de la política pro-vida de los EEUU en la Asamblea General de la ONU fueron extraordinariamente duras y fueron efectuadas con visible rabia y frustración. Algunos delegados acusaron a los EEUU de “anular” las protecciones para la salud de niños y jóvenes, y de mala fe.
La administración Trump respondió con las palabras del Presidente Trump a la Asamblea General en Septiembre: “Los americanos nunca se cansarán de defender a la vida inocente”.
“Los Estados Unidos creen en las protecciones legales para los no nacidos, y rechazan cualquier interpretación de los derechos humanos internacionales (tales como el Comentario General 36 en el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos) para pedir a cualquier Estado parte que proporcione acceso seguro, legal y efectivo al aborto”, indicaba la declaración.
“Cada nación tiene el derecho soberano para poner en práctica programas relacionados y actividades consistentes con sus leyes y políticas. No existe un derecho internacional para abortar, ni existe ninguna obligación por la parte de los Estados Unidos para financiar o facilitar el aborto,” añadía la declaración.
A pesar de la inusualmente fuerte declaración pro-vida, la administración Trump realmente se contuvo y promovió solamente unas pocas enmiendas menores pro-vida en las resoluciones de la ONU sobre la infancia y la juventud. Ninguna enmienda fue propuesta en varias resoluciones acerca de las mujeres que incluían los mismos términos controvertidos.
Esta inconsistencia, combinada con el número limitado de diplomáticos de los EEUU comprometidos con la causa pro-vida, probablemente dejaron a los países que podían ser más simpatizantes con los EEUU vulnerables a la presión de la UE. La UE, a diferencia de los EEUU, tiene un enfoque sistémico consistente de la “salud sexual y reproductiva” en todas las resoluciones. La UE también respalda su diplomacia en la ONU con presión y ayuda financiera e incentivos a capitales extranjeros. A pesar de esta desigualdad en potencia diplomática, los EEUU tuvieron el apoyo de treinta países.
POR IDEAS CLARAS Jesús Martínez Madrid