Unos hechos son magnificados por los intereses de quien sea, mientras otros acontecimientos tanto o más importantes que aquellos no reciben cobertura
Los últimos días de enero de 2017 toda la prensa mundial dedica los más destacados espacios al alud de medidas adoptadas por el nuevo presidente norteamericano, Donald Trump en sus primeros días de mandato. La mayor parte de las decisiones del magnate ahora presidente del país más poderoso del mundo son masivamente rechazadas por la opinión pública mundial: sus posiciones respecto a los inmigrantes, la construcción de un muro en la frontera con México, la decisión de impedir que entren en los Estados Unidos personas de siete países musulmanes, y otras. Además, ya en un plano más opinable, muchos discuten sus medidas de tipo económico.
Están contra Trump la práctica totalidad de la opinión publicada, las televisiones de todos los países, los cineastas, actores y hasta personal subalterno de Hollywood, los cantantes, las plataformas feministas y homosexuales de todo el mundo tan activas y con tanta fuerza, más los propios adversarios políticos del Partido Demócrata. Tan perverso es presentado Trump que una viñeta cómica de “Alfa y Omega” mostraba al diablo expresando celos del presidente americano, por ser éste identificado como peor que él mismo Satanás.
Me guardaré muy mucho de defender buena parte de las medidas de Trump, de forma especial aquellas que evidencian un claro menosprecio de la persona humana, o que tienen carácter xenófobo. Ello no debe ser obstáculo para que intente hacer una valoración “global” y no solo parcial de las medidas tomadas. Menos aún hacerlo desde una óptica partidista. Como periodista y algo conocedor de la realidad de las vías informativas y de la “selección” de las noticias por los medios afirmo que no se da toda la información. Que se silencia una parte importante.
Dos grandes manifestaciones
Las portadas de los telediarios y de los periódicos dieron la manifestación de mujeres antiTrump al día siguiente de su toma de posesión, ataviadas muchas de ellas con los “pussyhats”, los gorritos rosa diseñados a propósito. Y es correcto informar de ello. Ocurrió y fue un hecho importante, por lo cual un periodista honesto –y por supuesto su medio- debe informar, esté a favor o en contra. Pero días después tuvo lugar la Marcha por la Vida en Washington, la misma ciudad sede principal de la anterior manifestación y de otras, y cientos de miles de personas se congregaron y defendieron la dignidad del ser humano antes de nacer y su derecho a la vida. Entre los participantes, incluso como orador, estaba el vicepresidente del país Mike Pence. Los medios de comunicación en su práctica totalidad silenciaron este acontecimiento. ¡No existió! Ya ocurrió así en la propia prensa norteamericana y a partir de ella en la de todo el globo. En la prensa española no ha habido referencias.
Es decir, que las manifestaciones antiTrump supuestamente defensoras del ‘derecho de las mujeres’ que en la práctica se centra en el apoyo a la interrupción voluntaria del embarazo y en la que participaron incluso dirigentes de la organización multinacional del aborto Planned Parenthood ocuparon el lugar principal de casi toda la prensa, radio y televisión del mundo, mientras que “no existió” la gran manifestación defensora de la vida frente al aborto a la que incluso asistió el vicepresidente del país y la portavoz del Gobierno Trump. Esta Marcha por la Vida tuvo también el apoyo del episcopado norteamericano.
No es un caso aislado
Casos como éste se repiten continuamente. Unos hechos son magnificados por los intereses de quien sea, mientras otros acontecimientos tanto o más importantes que aquellos no reciben cobertura o, en caso de que se haga, lo que sobre ellos se escribe o se filma no ve la luz. Hoy este mundo de la comunicación está dominado claramente por sectores favorables a la ideología de género y abortistas y de forma sistemática se silencia una y otra vez a quienes defienden la vida.
En el caso apuntado, incluso el Papa Francisco a través de la Nunciatura envió un mensaje de apoyo a los organizadores de la Marcha por la Vida. Al Papa le tratan muy bien la mayoría de medios –jamás había ocurrido algo igual con todos sus predecesores- pero si habla de defensa de la vida frente al aborto se le silencia también.
La política de Trump
Reiterando que determinados aspectos de la política de Trump son denigrantes, tampoco deben dejar de decirse los que son buenos. Uno es el de su política respecto al aborto.
De un lado, se corregirán los aspectos de Obamacare –asistencia sanitaria- relacionados con el aborto, y de otro lado no se mantendrá la financiación del aborto en países extranjeros con fondos de los contribuyentes norteamericanos. Obama destinó muchos millones a financiar el aborto, y Trump corta con ello. En esto es positiva su actuación.
Quizás lo más ilustrativo para que el lector pueda valorar, y por tanto ponderar, es establecer un paralelismo: a Trump se le ha recibido con protestas airadas desde el día de la elección, cuando no había aún hecho nada, ni siquiera tomado posesión. Y a Obama le dieron el premio Nobel de la Paz tan pronto como llegó a la Casa Blanca, sin siquiera empezar a actuar. No parece muy simétrico.
Por Daniel Arasa, periodista
Comparto esta acertada exposición. Gracias Daniel.