¿Qué mejor lugar para analizar este asunto que Holanda?
(Bioedge, Michael Cook) “Los grupos de presión contra la eutanasia quieren que el público crea en la inevitabilidad de la pendiente resbaladiza, pero sus temores son injustificados“, es una de las advertencias que hacen recurrentemente aquellos que defienden la legalización de la eutanasia.
¿Qué mejor lugar para analizar este asunto que Holanda?
En 2019, según las cifras oficiales, hubo 6.361 casos de eutanasia, el 4,2 por ciento del total de muertes en el país. En otras palabras, una de cada 25 personas mueren a manos de un médico en los Países Bajos. Y esas son sólo las cifras oficiales. Es ampliamente aceptado que un buen número de muertes por eutanasia no se reportan, sobre todo porque a los médicos no les gusta el papeleo extra que implica.
¿Qué opinan los médicos holandeses sobre la evolución de la eutanasia?
Al menos uno de ellos está bastante satisfecho.
En un artículo publicado en NTGV, la revista de la Asociación Médica Holandesa, el Dr. Bert Keizer reflexiona sobre la historia de la eutanasia holandesa. Allí, de forma algo sorprendente, reconoce que la eutanasia se desliza por una “pendiente resbaladiza”. Mejor dicho, le parece bien.
El Dr. Keizer es un veterano de la eutanasia holandesa. Filósofo y geriatra, ahora trabaja para el Expertisecentrum Euthanasie, el nuevo nombre de Levenseindekliniek (la clínica del fin de la vida). Nació como un proyecto de la NVVE, la Sociedad Holandesa del Derecho a Morir. Keizer escribe:
“Tras el cambio de siglo, ocurrió lo que nuestros colegas británicos habían predicho años antes con una complacencia no disimulada: los que se embarcan en la eutanasia se aventuran por una pendiente resbaladiza por la que irrevocablemente se deslizan hacia la matanza aleatoria de enfermos indefensos“.
Pero esto no le molesta demasiado. A sus ojos, ampliar los criterios de elegibilidad para la eutanasia es el camino del progreso. Después de todo, también sucedió con el aborto.
“Con cada límite que nos fijamos, existe la posibilidad de traspasarlo. Esto también se aplica en las áreas periféricas de la conducta ética. El aborto antes no estaba permitido, luego apenas, luego hasta las 12 semanas y ahora incluso hasta las 20 semanas. Ese “incluso” lo dice todo. Algo similar se está haciendo ahora en el campo de la investigación de embriones humanos, donde estamos empezando a dejar la etapa del ‘nunca’“.
Y describe el progreso de la eutanasia en los Países Bajos.
“Así ha ocurrido con la eutanasia. Cada vez que se dibujaba una línea, también era superada. Empezamos con los enfermos terminales, pero también aplicamos a los enfermos crónicos el sufrimiento desesperado e insoportable. Posteriormente, las personas con demencia incipiente, los pacientes psiquiátricos, las personas con demencia avanzada, los ancianos que luchaban contra una acumulación de dolencias de la vejez y, por último, los ancianos que, aunque no sufran una enfermedad discapacitante o limitante, siguen encontrando que su vida ya no tiene contenido. El desafortunado término “vida completa” se utilizó para el problema de este último grupo”.
Lo que el Dr. Keizer ha presenciado en su larga carrera es el cambio gradual pero inevitable de lo que los médicos están dispuestos a hacer por sus pacientes. Tal vez “pendiente resbaladiza” suena demasiado duro, porque evoca la imagen de una caída precipitada por un precipicio. Keizer prefiere pensar en ello como una erosión gradual de los límites.
“En retrospectiva, es cierto que ahora proporcionamos la eutanasia a personas a las que les habíamos dicho, un poco indignados, hace 20 años, ‘Vamos, eso es totalmente imposible‘. Y mirando hacia adelante, no hay razón para creer que este proceso se detendrá en caso de demencia incapacitada. ¿Qué pasa con el prisionero que tiene una sentencia de por vida y anhela desesperadamente la muerte? ¿O los niños discapacitados que sufren de manera insoportable y desesperada según sus padres? No creo que estemos en una pendiente resbaladiza, en el sentido de ir hacia el desastre. Más bien es un cambio que no es catastrófico, pero que requiere que sigamos participando como comunidad“.
Este pasaje del artículo del Dr. Keizer sugiere que los dos lados del debate sobre la eutanasia se han centrado en la palabra equivocada. En lugar de discutir sobre si existe una pendiente resbaladiza – porque están de acuerdo en ello – deberían centrarse en el significado de “desastre”.
POR JORDI SOLEY PARA FORUM LIBERTAS