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Hace unos días se comunicaba la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Barcelona del llamado “caso Morín” por la cual se absolvía a éste y demás imputados, principalmente, del delito de aborto.
[/column]Más allá de los juicios de valor que la misma exige o pide; mas allá de si quienes han sido parte recurrirán o no la misma, pues será el Tribunal Supremo quien a la postre determinará el fin de este asunto (reiterando la absolución o condenando), no podemos dejar de hacer nuestro propio “juicio paralelo” a la misma
Sorprende que tratándose, o debiéndose tratar, de un tema especialmente delicado (al aborto significa SIEMPRE extinguir la vida de un ser humano, no es una “interrupción” tal y como lamentablemente se suele decir/calificar) vaya por delante que la sentencia trata el asunto con excesiva simplicidad y/o superficialidad; indigna de la condición humana.
Hasta el más lego en la materia puede constatar, tras su lectura, que los informes de los psiquiatras son documentos burdamente elaborados, fotocopias unos de otros, en donde no hay trato “humano” sobre las pacientes (las madres embarazadas) que las tratan como si cosas/objetos de una cadena de montaje fuesen. Pero de ello tan sólo se ha derivado un expediente de la consejería de sanidad de la Generalitat.
El hecho de haberse cometido ese delito despenalizado (así es el tratamiento jurídico del asunto; hay delito, pero en determinadas circunstancias no se castiga…) bajo unas aparentes formas que se han demostrado que eran falsas no ha asido causa suficiente para que la Audiencia dictara sentencia condenatoria
La sentencia parece exigir que para poder condenar a alguien por el delito de aborto es preciso que una cámara de televisión y un fedatario público estén presentes para dar fe del “hecho delictivo”. Absurdo, completamente fuera de lugar
Gracias a Dios en los demás delitos que enjuicia esta Sala no se aplica la misma interpretación; estarían todos los delincuentes en la calle.
Eso sí, en este asunto, tremendamente ideologizado, se han permitido hacer una interpretación excesivamente rigorista, para concluir que no hay pruebas suficientes para dictar una sentencia condenatoria. Sí reconocen que hay multitud de irregularidades, pero nos dicen que ninguna de ellas tiene relevancia penal, no sirven para condenar penalmente, no sirven para meter entre rejas a quien a quitado la vida con total desprecio hacia la misma a cientos de seres humanos…y todo, por hacer negocio; todo por ganar mucho dinero
Y si lo ha hecho infringiendo las normas,…tampoco ha sido para tanto; sólo merecen sanción administrativa. Como ya he dicho; este Tribunal ha obviado que estábamos hablando de seres humanos. Escandaliza tanto desprecio hacia las personas.
Es destacable y loable el trabajo realizado por la Fiscalía quien parece que ha llevado el peso de la acusación. La tantas veces denostada fiscalía se merece en este caso un aplauso por quienes estamos por la defensa de la VIDA desde su concepción (y no desde el momento que una norma “votada” decide cuándo se tiene derechos y cuándo no)
No debemos dejar de lado, en todo caso, que este asunto pudo salir a la luz gracias a que unos particulares pusieron el suficiente empeñó en llevar ante la justicia la comisión de tan brutales hechos. Lástima que tales esfuerzos hayan resultado baldíos.
En todo caso, pese a que la “justicia” no se haya atrevido (a la postre es lo que ha acontecido; los magistrados del tribunal no se han atrevido y han optado por “interpretar” a favor de los imputados las pruebas que los incriminaban, “valorándolas” como insuficientes…) quienes estamos por la VIDA, por su defensa, no cejaremos en la misma, ni permitiremos que hechos tan lamentables como este mellen los ánimos.
Nos encontramos en una civilización (la occidental) que ha relativizado en exceso los valores inmutables. Hemos permitido que los valores se determinen por “consenso”. Vivimos en una sociedad que no quiere saber de este tema. Que se ha acostumbrado. Por ello las consecuencias son fatales.
La ciencia, día a día nos demuestra que el ser humano que está en el seno materno es una persona humana. Los avances tecnológicos nos permiten, cada vez más, conocer este mundo tan desconocido hasta hace muy poco.
El relativismo ético (o moral…como prefieran), pese a ello, insiste en seguir “matando” (quitar la vida a un niño no nacido es eso, no?). Son muy poderosos quienes están a favor de este tipo de políticas. La fundación de Bill Gates es el máximo exponente a nivel mundial. A los países del tercer mundo se les está exigiendo la implantación de políticas pro aborto para poder recibir ayudas humanitarias. La ONU es otro de los principales abanderados de tales políticas, etc
Pero no todo son noticias negativas. En USA –primer país en legalizar el aborto- cada vez son más los estados de este apasionante país (capaz de lo mejor y de lo peor) que legislan restringiendo las prácticas abortivas.
Claro está que en España habrá que concienciar a la población de la barbarie que estamos cometiendo; y que ello lleva tiempo y esfuerzo. Y tras esa concienciación conseguiremos que los parlamentos voten leyes que restrinjan las políticas de muerte, y se dediquen los medios y los esfuerzos en proteger a las mujeres embarazadas (y no tan sólo a obligarlas a abortar como única salida). Fruto de esa concienciación podrá aparecer algún juez, algún tribunal, lo suficientemente valiente como para aplicar la ley (sí…tan sólo se trata de aplicar la ley; es así de increíble…) sin que por ello se deriven consecuencias hacia sus personas, su vidas, etc, …como ocurre hoy en día cada vez que alguno pretende salirse de los “políticamente correcto”
Desde el partido Familia y Vida, sabemos que son innumerables los españoles que están de acuerdo con la defensa de la Vida. Aglutinarlos, llegar a ellos no es labor fácil y el “sistema” nos lo pone aún más complicado. Pero…tiempo al tiempo
Rafael Llorente
Presidente PFyV
Estoy de acuerdo con el presidente de la JDN del PFyV.
Menuda vergüenza de sistema judicial
Me encanta la argumentación y es una pena que lo obvio no encuentre cancha en los medios de comunicación más influyentes, y que pueda ser expresada por personas que lo tienen claro. Suerte señor Llorente.