“SOMOS JUSTOS CUANDO DAMOS A CADA UNO LO SUYO”
“El empresario, con la justa retribución de los empleados, de acuerdo con las leyes civiles justas y con la recta conciencia. No será raro que, a veces, haya que remunerar por encima del mínimo exigido por la ley, pues pueden darse circunstancias en las que, cumpliendo lo estrictamente legal, lo establecido, se falte a la justicia con ese mínimo estipulado: pueden darse despidos legales pero injustos, salarios de acuerdo con las leyes pero que ofenden la dignidad de las personas…”
“Al cristiano le importa, sobre todo, ser justo ante Dios, y esto le llevará a cumplir más allá de lo meramente establecido por las leyes, teniendo en cuenta las circunstancias personales y familiares de quien trabaja a su cargo.”
“La economía tiene sus propias leyes y mecanismos, pero estas leyes no son suficientes ni supremas, ni esos mecanismos son inamovibles -insiste el Magisterio de la Iglesia- como un orden independiente y soberano, sino que ha de estar sometido a los principios superiores de la justicia social, que corrijan los defectos y deficiencias del orden económico y tengan en cuenta la dignidad de la persona.” Pío XI
“La justicia social exige también que al trabajador no se le deje a merced de las leyes de la competencia, como si su trabajo se tratara sólo de una mercancía ” San Juan Pablo II; y una de las principales preocupaciones del Estado y de los empresarios “debe ser ésta: dar trabajo a todos” San Juan Pablo II, pues el paro forzoso es uno de los mayores males de un país y causas de otros muchos en la persona, en las familias y en la sociedad misma.
FRANCISCO FERNÁNDEZ