¿Monarquía o República?

En 2002 se fundo Familia y Vida y el Art. 1 de los  Estatutos, quedo redactado del siguiente modo: “El Partido “Familia y Vida” se rige por lo dispuesto en el artículo 6 de la Constitución Española, en la Ley 54/1978, de 4 de diciembre, las demás disposiciones legales vigentes, los presentes Estatutos y por los Reglamentos que los desarrollen.”

Y los capítulos iniciales del Ideario quedaron redactados del siguiente modo:

  • Justificación fundacional.

El Partido Familia y Vida  nace del convencimiento de una serie de ciudadanos de la necesidad de que estos valores fundamentales sean defendidos en el ámbito político. En efecto, un rápido repaso a las políticas seguidas por los gobiernos de los últimos veinte años, pone de manifiesto de forma inequívoca que la Familia y la Vida  no sólo no han sido defendidas por ninguno de ellos, sino que han sido atacadas duramente.

Por expresa voluntad de sus fundadores, se ha constituido lo que podríamos llamar un partido temático, es decir, que defiende sólo la Familia y la Vida  de entre los muchos objetivos que podríamos legítimamente perseguir en nuestra acción política. Esta opción restrictiva no sólo se justifica, sino que viene exigida por la extrema importancia del objetivo a conseguir: queremos aunar los esfuerzos de todos aquellos que consideran que  son los dos pilares fundamentales de toda acción política, que deben ser logrados de forma absolutamente prioritaria; y para ello, no queremos distraer los esfuerzos de nadie introduciendo otros objetivos que también serían legítimos, pero que podrían generar cierto disenso entre los defensores de la Familia  y la Vida.

Queremos llevar estos principios a la política en un momento en que se presenta la cuestión económica como el eje sobre el que debe girar todo proyecto político, lo que sólo sería verdad cuando ya estuviesen asegurados otros valores básicos sobre los que se apoya la economía: la Vida  y la Familia . De hecho, no todas las políticas económicas creadoras de riqueza defienden suficientemente estos principios; y comprobamos que, muchas veces, se paga un precio social excesivo por dicha creación de riqueza. Por desgracia, tenemos un ejemplo claro de esto: vemos que desde 1981 España se encuentra abocada a una catástrofe demográfica; pero este asunto no ha merecido las prioridades de ninguno de los gobiernos que ha habido durante estos años, que han preferido ocultar este problema y resaltar éxitos en otros campos políticos. Por un motivo similar, surgieron hace ya años los partidos ecologistas: lo que era rentable a corto plazo, podía provocar una catástrofe medioambiental a medio o largo plazo. La ciudadanía entendió bien el mensaje y ahora la ecología es un principio moderador de toda política económica. De igual forma, se podría afirmar que Familia y Vida quiere defender en política algo mucho más importante: la ecología humana; y convertirla en el eje sobre el que gire la política económica y social.

  • Apertura ideológica.

Somos un partido abierto a toda persona que comparta nuestros valores, cualquiera que sea su ideología, credo o postura en los demás aspectos de la vida política; con el único objetivo común de establecer la base firme sobre la que construir el resto de la política.

Esta no confesionalidad no significa que seamos un partido laico en el sentido de ateo o agnóstico, sino simplemente que no expresamos nuestras fuentes de convencimiento para propiciar la adhesión de todos. Por lo tanto, no rechazamos la existencia de los principios fundamentales    -Dios y la Ley Natural-; pero fundamos nuestras posturas políticas en razones civiles y jurídicas, como es preceptivo en toda acción política. En definitiva, no somos un partido filantrópico en el que sus miembros carezcan de creencias, sino que las llevamos a la acción política sin esgrimirlas como bandera.

Por otra parte, presentarnos como portavoces de un credo concreto sería un a presunción intolerable que sólo provocaría confusión. En política nadie nos exige que manifestemos los motivos morales en los que basamos la elección de nuestra opción; y es legítimo no hacerlo cuando pensamos que nuestras razones sociales y jurídicas son suficientes.

  • Tolerancia con vistas al interés general.

Por supuesto que todo planteamiento político debe ser tolerante con las opciones minoritarias: la voluntad de la mayoría no puede impedir las legítimas opciones privadas. Pero esta tolerancia no puede convertirse en ausencia de valores y principios, ni impedir que la sociedad opte por propiciar las opciones que redunden en un mayor bien común. Porque una cosa es la tolerancia con cualquier postura personal de los ciudadanos; y, otra cosa, es la incidencia que dichas posturas tengan en el resto de la colectividad. Se debe tratar de seguir aquellos planteamientos políticos que lleven a un mayor bien común: toda postura personal legítima debe ser tolerada; pero los poderes públicos deben fomentar aquellas opciones que reviertan en un mayor interés público. Por ejemplo, si cada uno es libre de elegir su modelo de convivencia, el Estado, por expreso mandato constitucional, debe proteger a la Familia  porque ésta es la célula básica de nuestra sociedad.

Por todo esto, Familia y Vida  es un Partido que, respetando escrupulosamente las posturas individuales, persigue la defensa prioritaria de los valores fundamentales y las opciones más beneficiosas para el conjunto de la sociedad: el derecho universal a la Vida   y la defensa prioritaria de la Familia  basada en el matrimonio.

Yo opino que el respeto al derecho, a la ley, aunque no sea del gusto del consumidor es garantía de equidad. Como no podía ser de otra manera preservar la convivencia de los ciudadanos es fundamental.

Las propuestas por las que abogan los partidos pro-republicanos del ámbito que sean, nos alejan de alcanzar la excelencia para  un mayor bien común y los valores de Familia y Vida se convierten en una quimera. Mientras que la legalidad vigente, garantiza un crecimiento hacia la excelencia en la dirección de los principios rectores de Familia y Vida en todos los ámbitos políticos, municipal, autonómica y nacional, por lo que cualquier ciudadano desde 1978 y desde A Coruña a Girona o de Bilbao a Cádiz, pasando por Madrid, todos tenemos garantizados los mismos derechos algo imposible de alcanzar con otra legalidad cómo ya sucedió en el s.XIX ¿o no?

Josep Carreras García, tesorero

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