¿Qué pasa con la voz de los ciudadanos europeos?

24 de abril de 2025. Por María Martín para ForumLibertas.com

¿Debe la UE financiar el aborto en el extranjero? Controversia en la UE: una iniciativa que busca financiar el aborto fuera de las fronteras nacionales

El 24 de abril de 2025 concluye  la recogida de firmas de la Iniciativa Ciudadana Europea (ICE) “My Voice, My Choice”. Bajo un nombre que apela a la libertad individual, la propuesta ha generado un intenso debate al pedir a la Unión Europea que financie viajes para abortar en países donde esta práctica es legal, a pesar de que en otros no lo es.

Esta petición pone en el centro de la polémica una cuestión clave:

¿puede la UE interferir en decisiones que son competencia exclusiva de los Estados miembros, como el aborto?

¿Qué propone la iniciativa “My Voice, My Choice”?

La ICE solicita que la Comisión Europea establezca mecanismos para facilitar el acceso al aborto financiando desplazamientos a países donde la legislación sea más permisiva. Aunque no se presentan detalles sobre cómo se implementaría este sistema, el objetivo final es evidente: que la UE respalde económicamente el llamado “turismo abortivo”.

Los promotores argumentan que la iniciativa se limita a las competencias de apoyo de la Unión. Sin embargo, varios expertos y ciudadanos denuncian que este enfoque encubre una interferencia directa en las legislaciones nacionales y contradice los principios del Tratado de Lisboa, ratificado en 2008.

La UE y el aborto: ¿quién tiene la competencia?

El aborto no es competencia de la Unión Europea, sino de los Estados miembros. Así lo reiteró en marzo de 2025 la Comisaria de Igualdad, Hadja Lahbib. El artículo 5 del Tratado de Lisboa establece el principio de subsidiariedad: la UE solo puede actuar en áreas en las que se le hayan conferido competencias. El aborto no figura entre ellas.

A pesar de ello, la Comisión Europea aceptó registrar la iniciativa “My Voice, My Choice”, lo que ha sido calificado por críticos como un acto de deslealtad institucional y un peligroso precedente.

¿Solidaridad o subversión legal?

El verdadero problema radica en el mecanismo propuesto: permitir que ciudadanos eludan las leyes nacionales mediante financiación europea. Esta táctica, aunque presentada como un gesto de solidaridad, se percibe como una forma de subvertir la soberanía legislativa de los Estados miembros.

Además, la iniciativa ignora el marco legal vigente en la UE respecto a la protección de la vida humana. En el caso Brüstle vs Greenpeace, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea reconoció que el embrión humano merece protección legal desde la concepción.

Una comparación reveladora: “One of Us”

En 2014, la iniciativa ciudadana One of Us reunió 1.8 millones de firmas solicitando que la UE dejara de financiar proyectos que implicaran la destrucción de embriones humanos. A pesar de su legitimidad y del fuerte respaldo ciudadano, fue ignorada por la Comisión.

Hoy, ante una iniciativa con un presupuesto cinco veces superior y objetivos contrarios, los ciudadanos se preguntan: ¿qué voz pesa más en Europa?

La Comisión Europea se enfrenta una encrucijada:

respetar sus propios tratados o ceder ante iniciativas que buscan expandir sus competencias más allá de lo legalmente establecido.

Mientras la libertad individual es un valor europeo, también lo es el respeto a las decisiones democráticas de los Estados.

¿De verdad se puede hablar de “Mi voz, mi elección” cuando se ignora la voz colectiva de los ciudadanos europeos?

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